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Cuando en tu camino te acompaña la organización

Mucho hemos hablado de lo importante que es organizarse para lograr avanzar, para lograr llegar a cumplir todos nuestros planes, hemos hablado de hábitos, herramientas, incluso de actitudes.
También hemos enlazado con la organización, la planificación y la evaluación, para conseguir un conjunto mucho más amplio y hemos destinado horas y más horas a conversar sobre ello.
Y después de todo ese tiempo destinado a saber cómo organizarnos, ¿en qué punto te encuentras? Imagino que el tiempo ha hecho que mejores mucho todos tus procesos, sé que eres una persona observadora y que sabes sacar conclusiones.
Y también sé que eres capaz, una vez has llegado a las conclusiones, de planificar los cambios necesarios para mejorar.
Entonces, ¿qué es lo que ocurre? ¿Por qué sigues teniendo la sensación de que no te organizas?
Desde que somos pequeños la sociedad nos obliga a aprender a organizarnos, cuando somos pequeños debemos cumplir un horario demasiado largo, hay que estudiar, hacer deberes, jugar al futbol y tocar el saxofón, además de acudir a clase de pintura y jugar con los amigos.
Y mientras vamos creciendo, este panorama se complica. Cuando llegamos al instituto y hemos dejado la comodidad del colegio, nos obligan a ser si cabe más organizados, porque ahora ya no contamos con la ayuda de nuestra profesora favorita, a llegar a todo, a no solo hacer los deberes, sino también a estudiar y cumplir con todas las actividades extras.
Y ahora casi tenemos más necesidad de compartir el tiempo con nuestros amigos. Así que desde ese momento hasta que terminas la universidad, tu vida va a estar presidida por la organización. Si durante todo ese tiempo fuiste capaz de gestionar tu tiempo, tu trabajo, tu vida, cuando llegues aquí, no te costará nada y lo tendrás todo resuelto.
Pero la experiencia me dice que cuando tenemos una empresa todo se complica, pero se complica en nuestra cabeza, dejamos de ver con perspectiva y lo complicamos todo. De repente aparecen en nuestra vida las urgencias, los imprevistos y las excusas.
Pero antes de que nos liemos, piensa en lo verdaderamente importante, tú. Si no tienes las cosas claras, jamás vas a poder conseguir una organización de libro. Lo primero que debemos organizar es nuestro interior.

¿Te has dado cuenta que las personas felices, las personas que tienen claro lo que quieren hacer, donde quieren llegar consiguen mejores resultados que las que no tienen claras las cosas?

Pues lo primero que tienes que hacer es organizarte tú, aclarar cuáles son tus objetivos vitales, cómo, dónde, con quién quieres vivir, qué es aquello qué amas, o simplemente qué odias, establecer tus prioridades y a partir de ahí comenzar a trabajar.
Una vez ya sabes cuál es tu camino ideal hay que ponerse a trabajar en trazar el rumbo, algo sencillo, nada sofisticado, que te resulte cómodo. Hacer en trocitos pequeños y manejables tu gran plan, así podrás conseguir una mejor organización.
Para ayudarte en este punto seguro que cuentas con un montón de herramientas que pueden ayudarte a gestionar mejor tu día a día, mi preferido, sin duda alguna, es el outlook. Gestionar mi agenda es uno de los pasos fundamentales en mi día a día y organizar el correo es el compromiso que necesito con mi trabajo.
Debes ser capaz de visualizar tu plan grande, el vital, el que determina tu forma de vida, con tu plan a medio plazo, donde quieres llegar dentro de un tiempo y el plan a corto plazo, a un año vista.
Para visualizar el conjunto te va a venir fenomenal todo el trabajo que hemos desarrollado durante el último año, todas aquellas cosas que tuvimos que escribir en las largas listas, o que contamos y enumeramos. Ahora es el momento de sacar tus listas y organizar el conjunto.
Visualizando todo el conjunto, ver el día a día es mucho más fácil, siempre que conserves el sentido común y aceptes diez premisas básicas.
1.- No hace falta que todo lo resuelvas tú, puedes pedir ayuda.
2.- No hay que resolverlo todo al instante.
3.- Eres tú quién decide la prioridad del trabajo.
4.- Una urgencia es que te llamen del colegio para que recojas a tu hijo porque se ha puesto enfermo, pero no que tu cliente quiere su encargo para antes de ayer.
5.- Conservar la calma siempre nos hace más sensatos.
6.- Hay cosas que no dependen de ti.
7.- No hace falta que revises el correo, el móvil y el Whats App cada dos minutos. No pasa nada porque contestes más tarde, el mundo no se va a acabar.
8.- Hay plazos improrrogables y estos si hay que cumplirlos.
9.- No puedes estar disponible 24 horas al día.
10.- Respetar tu tiempo y el de tu familia, es un acto de amor.
Demasiadas veces olvidamos lo importante y nos enredamos con los detalles, y es ese enredo el que no nos deja avanzar. Por eso, tener claros tus objetivos vitales te ayudarán a mejorar tu organización, y eso conllevará que avances en tus planes, que vayas quemando etapas y vayas creciendo, y lo harás en todos los aspectos de tu vida, no sólo en la empresarial.
Y ese avance te generará bienestar, que se transformará en felicidad, y todo porque has conseguido mantener la sensatez cómo aliado.
A veces queremos cosas demasiado espectaculares, cambios mágicos, y nos olvidamos que la realidad es mucho más sencilla que todo eso. Si quieres avanzar y crecer con tu empresa, replantéate tus objetivos vitales y alinealos. Verás cómo logras esos resultados tan deseados.