Definir los valores empresariales puede sonar un poco abstracto, especialmente si tienes una microempresa y estás inmerso en la gestión diaria. Sin embargo, los valores empresariales son el alma de cualquier negocio.
Son esos principios fundamentales que guían cada decisión y comportamiento dentro de tu empresa. Y crean un ambiente coherente y motivador para todos.
Piensa en los valores empresariales como las raíces de un árbol. Aunque no se ven a simple vista, son esenciales para el crecimiento y la estabilidad.
Tener valores claros no solo ayuda a alinear a tu equipo, sino que también mejora cómo perciben tu empresa los clientes y socios.
Es como la diferencia entre un restaurante donde el personal es siempre amable y servicial y otro donde cada visita es una incógnita. ¿Te suena?
En este artículo, vamos a desglosar de manera sencilla y práctica cómo puedes definir los valores empresariales para tu microempresa. Y, lo más importante, cómo aplicarlos en el día a día.
¿Empezamos este viaje juntos, paso a paso? Al final del día, tener claros tus valores es como tener un buen mapa en un viaje por carretera: te ayuda a mantener el rumbo, incluso cuando el camino se pone difícil.
¿Qué son los valores empresariales y por qué son importantes?
Como mencionamos en nuestro artículo anterior, Cómo crear una cultura empresarial positiva en pequeñas empresas, los valores son uno de los tres elementos clave de la cultura empresarial.
Pero, ¿qué son exactamente los valores empresariales y por qué son tan importantes?
Definición de los valores empresariales
Los valores empresariales son esos principios fundamentales que guían cómo se comporta tu empresa. Tanto internamente con tu equipo, como externamente con tus clientes y socios.
Piensa en ellos como las reglas no escritas que definen el “cómo” y el “por qué” detrás de cada acción y decisión.
Son esos conceptos clave que, aunque no siempre visibles, forman la base de la cultura y la identidad de tu negocio.
Por ejemplo, algunos valores comunes en muchas empresas son la integridad, la responsabilidad y la innovación:
- Integridad: Hacer lo correcto, incluso cuando nadie está mirando. Esto puede significar ser transparente con tus clientes sobre los precios. Pero también admitir un error cuando las cosas no salen como se planeó.
- Responsabilidad: Asumir las consecuencias de tus acciones y cumplir con tus compromisos. Esto puede reflejarse en cumplir siempre con los plazos prometidos. También en la atención al detalle en cada proyecto.
- Innovación: Estar abierto a nuevas ideas y mejoras. Puede ser tan simple como buscar constantemente maneras de mejorar tus productos o servicios. O también fomentar un ambiente donde las ideas frescas sean bienvenidas.
Si aún no tienes claros tus valores empresariales, no te preocupes. Puedes encontrar inspiración en esta lista de valores empresariales comunes.
Beneficios de tener valores claros en una microempresa
Aumento de la cohesión y moral del equipo
Cuando todos en tu equipo entienden y comparten los mismos valores, se crea un sentido de propósito y unidad.
Esto no solo mejora la moral, sino que también facilita la colaboración y reduce conflictos.
Imagina un equipo donde todos saben que la integridad es clave, las decisiones se toman más fácilmente y con menos disputas.
Mejora de la imagen ante clientes y socios
Los valores claros no solo afectan internamente, también mejoran cómo los clientes y socios ven tu empresa.
Si tu empresa es conocida por su responsabilidad y transparencia, es más probable que atraigas clientes leales y construyas relaciones sólidas con socios comerciales.
Por ejemplo, si siempre entregas lo prometido a tiempo y con calidad, tus clientes lo notarán y confiarán más en ti.
O tomemos un pequeño restaurante familiar que ha definido la “hospitalidad” como uno de sus valores principales.
Esto implica mucho más que un servicio amable. También sugiere un ambiente acogedor y una atención a los detalles que hacen que los clientes se sientan como en casa.
Otro ejemplo podría ser una tienda local de tecnología que valora la “innovación”. En este caso, siempre habrá que probar nuevos productos y soluciones para ofrecer lo mejor a sus clientes.
Cómo definir los valores empresariales de tu microempresa
Definir los valores empresariales puede parecer un desafío. Pero con un enfoque participativo y reflexivo, puedes establecer una base sólida que guíe a tu microempresa hacia una cultura fuerte y coherente.
Es como afinar un instrumento: puede llevar tiempo, pero una vez que lo consigues, todo suena mucho mejor.
Involucra a tu equipo
Definir los valores empresariales no es algo que debas hacer solo. Involucra a todo tu equipo en este proceso.
¿Por qué? Porque los valores empresariales deben reflejar el corazón de tu empresa, y ¿quién mejor para ayudarte a definirlos que las personas que la viven día a día?
Una forma sencilla de empezar es organizando una reunión donde todos puedan compartir sus opiniones. Puedes usar técnicas simples como una lluvia de ideas o encuestas anónimas.
Recoger opiniones es esencial para asegurarte de que los valores que elijas sean representativos y tengan sentido para todos. Es como cuando un grupo de amigos decide qué película ver: cada voz cuenta para encontrar algo que todos disfruten.
Reflexiona sobre la misión y visión
Para que los valores empresariales sean realmente efectivos, deben estar alineados con la misión y la visión de tu empresa.
Tómate un momento para reflexionar sobre estos aspectos clave. Pregúntate: ¿Qué es lo más importante para nuestra empresa?, y ¿cómo queremos ser percibidos por nuestros clientes y la comunidad?
Preguntas guía que pueden ayudarte en este proceso:
- ¿Qué creemos que es fundamental para nuestro trabajo diario?
- ¿Qué comportamientos valoramos en nuestro equipo?
- ¿Cómo queremos que nuestros clientes describan su experiencia con nosotros?
Es un poco como cuando decides la decoración de tu casa: quieres que cada elemento refleje quién eres y cómo quieres que tus invitados se sientan cuando entran.
Selecciona y prioriza tus valores
Una vez que hayas recolectado las opiniones de tu equipo y reflexionado sobre la misión y visión, es hora de seleccionar y priorizar tus valores.
No necesitas tener una lista interminable. De hecho, es más efectivo centrarse en unos pocos valores clave (3-5) que realmente puedan guiar tu empresa.
Para filtrar y priorizar los valores:
- Agrupa las ideas similares: Esto te ayudará a identificar temas comunes.
- Evalúa la relevancia: Pregunta a tu equipo cuáles consideran más importantes.
- Prioriza los valores: Selecciona aquellos que mejor representen la esencia de tu empresa y que sean prácticos de implementar.
Comunicación e implementación de los valores empresariales
Una vez que hayas definido los valores empresariales de tu microempresa, el siguiente paso es asegurarte de que todos los conozcan y los comprendan.
Comunicar los valores claramente es esencial para que realmente formen parte de la cultura de tu empresa.
Estrategias para comunicar los valores a todo el equipo:
- Reuniones y talleres: organiza reuniones regulares y talleres donde se discutan los valores y se expliquen con ejemplos concretos. Esto no solo facilita la comprensión, sino que también permite a los empleados hacer preguntas y aportar sugerencias.
- Documentación accesible: asegúrate de que los valores estén documentados y fácilmente accesibles para todos. Puedes incluirlos en el manual del empleado, en la intranet de la empresa, o en carteles visibles en las oficinas.
- Comunicación constante: Habla de los valores en las reuniones de equipo, en los correos electrónicos internos y en las comunicaciones diarias. Repetir los valores regularmente ayuda a que se mantengan frescos en la mente de todos.
Integra los valores en el día a día
Comunicar los valores es solo el primer paso. El verdadero desafío es integrar los valores en el día a día de tu empresa.
Esto significa que los valores deben ser visibles en las políticas, procedimientos y, sobre todo, en las acciones diarias.
Ejemplos de cómo incorporar los valores en políticas y procedimientos:
- Contratación y formación: incluye los valores empresariales en los procesos de contratación y en los programas de formación para nuevos empleados. Esto asegura que desde el primer día, todos comprendan y adopten estos valores.
- Evaluaciones de desempeño: utiliza los valores como criterios en las evaluaciones de desempeño. Esto no solo refuerza su importancia, sino que también motiva a los empleados a vivir estos valores en su trabajo diario.
- Reconocimientos y recompensas: crea sistemas de reconocimiento que premien comportamientos alineados con los valores empresariales. Por ejemplo, puedes tener un “empleado del mes” que ejemplifique uno de los valores clave.
La importancia de que los líderes vivan los valores
Los líderes de la empresa tienen un papel crucial en la implementación de los valores. Es fundamental que los líderes vivan y modelen estos valores en su comportamiento diario.
Si los empleados ven que los líderes se toman en serio los valores, estarán más inclinados a seguir su ejemplo.
Definir los valores empresariales y comunicarlos claramente es un buen comienzo. Pero integrarlos en la vida cotidiana de tu microempresa es lo que realmente hará la diferencia.
Es como aprender una nueva receta: no basta con la lista de ingredientes, también necesitas practicar y perfeccionar la preparación hasta que se convierta en parte de tu repertorio diario.
Revisión y ajuste de los valores empresariales
Revisión periódica
Definir los valores empresariales es un gran primer paso, pero no es algo que puedas hacer una vez y olvidar.
Revisar y ajustar los valores de tu microempresa periódicamente es crucial para asegurarte de que siguen siendo relevantes y efectivos.
Y es que los valores de tu empresa deben evolucionar con el tiempo, especialmente a medida que tu negocio crece y cambia. Lo que era importante al inicio puede no ser tan relevante unos años después.
Métodos y frecuencia recomendada
- Revisiones anuales: al menos una vez al año, dedica tiempo a revisar tus valores empresariales. Esto puede ser parte de una reunión anual de estrategia o un retiro de equipo.
- Encuestas y discusiones: realiza encuestas internas para evaluar si los valores actuales siguen siendo representativos y útiles. Discute los resultados en equipo para tomar decisiones informadas.
- Análisis de incidentes: si ocurren incidentes o desafíos significativos, usa estos momentos como oportunidades para evaluar si tus valores jugaron un papel en la resolución (o falta de resolución) del problema.
Feedback y mejora continua
Para que los valores empresariales sigan siendo efectivos, es esencial contar con el feedback continuo del equipo.
Esto no solo mejora la implementación de los valores, sino que también ayuda a identificar áreas que pueden necesitar ajuste.
Cómo recolectar feedback del equipo
- Encuestas anónimas: permiten a los empleados compartir sus pensamientos y sugerencias sin temor a represalias.
- Reuniones de retroalimentación: dedica tiempo en las reuniones de equipo para discutir cómo se sienten con respecto a los valores y cómo se están aplicando en el día a día.
- Caja de sugerencias: una opción más informal donde los empleados pueden dejar comentarios y sugerencias de manera continua.
Ajustes basados en el feedback
- Evaluación y análisis: revisa el feedback recibido y busca patrones o temas comunes. Esto te ayudará a identificar qué valores pueden necesitar ser redefinidos o enfatizados más.
- Implementación de cambios: una vez que hayas identificado las áreas de mejora, comunica los ajustes a todo el equipo. Explica el razonamiento detrás de los cambios para que todos comprendan y apoyen la nueva dirección.
- Seguimiento: después de realizar ajustes, sigue recolectando feedback para asegurarte de que los cambios están teniendo el impacto deseado y que los valores siguen siendo efectivos.
Ahora es tu turno. Define y aplica los valores empresariales en tu microempresa. Empieza hoy. Reflexiona sobre lo que es más importante para tu empresa, habla con tu equipo y crea juntos esos principios que guiarán cada aspecto de tu trabajo.
Al final, tener valores claros y bien definidos no es un lujo, es una necesidad práctica y alcanzable que puede hacer una gran diferencia.