Hoy quiero presentaros a Luisa González, en su blog, Mundo mamá creativa, encontrarás un montón de buenas ideas. Luisa siempre está dispuesta a colaborar y participar, su energía contagia a quién comparta el camino. Hoy nos cuenta cómo celebran las Navidades en su familia, las diferencias que hay entre las familias paternas y maternas y cómo incorporamos nosotros esa diversidad.
Hoy quiero regalarles, mis dos visiones de vida:
De pequeña, las navidades para mi eran una fiesta. Encontrarme con mis primas, pasar tiempo justas y ayudar en las actividades navideñas eran lo máximo. En casa se hacían hallacas, muchas, unas doscientas; eso implicaba mucho trabajo. Mi abuela lideraba todo, le daba el “gusto” al guiso, mientras los demás teníamos diferentes tareas, para ayudar, esta fiesta duraba todo el día hasta bien entrada la noche, la casa se llenaba de ruido y olores propios de navidad en Venezuela.
Divertirnos era sencillo, desde lavar las hojas, hasta terminar llenos de barro haciendo hallacas de juego con las hojas desechadas. No parábamos de comer, pasas, aceitunas y de escuchar los “cuentos” de las tías, mi madre y mi abuela. Mi padre era el encargado de la sangría, ¡no faltaba!, lo importante de todo, era la reunión, el compartir, el escucharse, para la época, sin aparatos electrónicos que yo recordará.
La familia de mi padre (con distinta tradición) tenía preparada una mesa grande, con mucha comida, dátiles, turrones diversos, nueces, vino y pavo. Una familia grande, de descendencia española, donde era difícil escucharse. Mi padre es el mayor, cuándo el llegaba, no podía haber desorden, tenía que dirigir a sus hermanas y su hermano menor.
La visión del mundo cambia mientras creces. Ahora cada quién con su familia y con muy poco tiempo para compartir. Esta navidad, ha sido de gran aprendizaje. No es un secreto, la situación económica de mi país. Mientras muchos pensamos, en regalar el último celular a tú hijo de 14, otros piensan ¿qué les voy a dar de comer?
Te lo digo, porque soy maestra en una de las zonas más pobres de mi país. Por eso, mi noche buena, fue intentar alejar a mi hijo del computador, recordarle el valor de una buena conversación, mirándonos a los ojos. La pequeña Valeria, recibió juegos sencillos, donde pueda usar la creatividad; rompecabezas, colores y un libro para hacerle vestidos a muñecas. Cuándo abrieron sus regalos agradecieron mucho y nos dimos la oportunidad de jugar. La verdadera razón de la navidad, es encontrarte con tus hijos, compartir una buena canción, una comida y agradecer a Dios por estar juntos y estar bien.
Agradezco a Dios por tener dos hijos, llenos de amor, que me enseñan día a día a ser tolerante. La navidad está llena de sorpresas, de olores y de alegría que proviene de nosotros.
Por eso, está navidad ha sido de recuerdos, de cuentos de mi madre (ahora abuela) donde le explicaba a Julio, que ella no tenía laptops, ni celular; que se divertía jugando “stop”, el avión y a saltar la cuerda.
Mi padre orgulloso de haber realizado su propio pan de jamón…
¿Qué aprendí? Mis recuerdos de estas fechas son de amor, de paz, de tolerancia. Por eso, les doy a mis hijos ese regalo. Que perdure en sus mentes siempre, lejos de un juguete de moda, que ellos les trasmitan a sus hijos el valor de estar juntos.
Definitivamente amigas, ¡La vida es bella!