El relato de hoy es de Vane Canavesi, estoy segura de que la conoces por sus grandes imágenes, y por su sensibilidad, por la capacidad que tiene de ver más allá de lo que tiene delante y por su capacidad de ayudar a cualquiera que lo necesite. Puedes visitar su web y confirmar todas y cada una de las palabras que digo.
Conocer a Vane fue una sorpresa, no sabía que tras esa chica callada y tímida se escondería una “grande”, tan bella por dentro cómo lo es por fuera. Hoy viene a contarnos su historia, nos habla del pasado y del futuro, conjugado a la perfección, equilibrando las dos partes de la vida, atinando con la exposición correcta. Espero que disfrutes de esta historia que nos acerca un poco más a ella.
Si me pedís que hable de mujeres influyentes no puedo evitar pensar en las mujeres de mi familia, mi madre, mi abuela, mi bisabuela y otras que no conocí, pero les debo la vida.
Estas mujeres son diferentes a mí en muchas cosas, el tema es que gracias a algunas decisiones que tomaron ellas yo soy lo que soy, mi destino ha sido diferente al suyo por una elección muy simple, ellas decidieron tener fé y ser felices.
Su vida estaba llena de desafíos, mi abuela materna crío prácticamente sola a sus hijos. Mi madre no terminó sus estudios porque debía cuidar de sus hermanos, y mucho menos mi abuela, debieron trabajar desde muy jovencitas sacrificando de su tiempo, de sus anhelos.
Estas mujeres sabían que su vida tenía un propósito, no gastaban tiempo en quejarse, solo se servían la una a la otra y luchaban por sacar adelante las generaciones futuras.
En esta foto algunas de las mujeres más influyentes en mi vida, de izquierda a derecha: mi madre Ivonne Jeréz (de rojo y con un cepillo de pelo en la mano), mi querida abuela Noelia Morán (al fondo y con la mirada hacia el horizonte), delante de ella mi bisabuela Daniela, a su lado mi tía Noelia y la más joven de las mujeres en esta imagen, mi hermana mayor Silvana, la niña de las flores.
Hace un tiempo descubrí algo que seguramente mi bisabuela soñó algún día y ahora que lo escribo mis ojos se llenan de lágrimas.
Tengo cuatro hermanos, dos varones y dos chicas, una de ellas menor que yo. Lo que descubrí, ahora de grande porque la verdad no me había dado cuenta antes, es que fui la primera hija mujer que terminó sus estudios secundarios con planes de seguir una carrera, mi hermana menor fue la primera en terminar su carrera universitaria.
Nunca hubieran imaginado esas mujeres lo que su fe y sus decisiones serían capaz de motivar en nosotras, hoy estoy segura que una sonrisa se dibuja en sus rostros y su propósito en esta vida se ha cumplido enteramente.
Tener un negocio propio no era una opción viable para mi abuela en su momento, así que ella trabajó duro y pasó horas fuera de su casa hasta que pudo jubilarse, tampoco lo fue para mi madre, aunque le hubiera gustado, lo sé.
Hoy todas las opciones que no estaban disponibles para esas grandes mujeres están disponibles para mí, vivo en una época maravillosa y no tengo duda de que a pesar de las pruebas que tuvieron que sortear, la vida también fue maravillosa para ellas, por ser mujeres de una gran fe y visión.
Siento que a ellas les debo todo, estaré infinitamente agradecida y viviré luchando dia a dia por esos anhelos y sueños en memoria de las mujeres de mi vida.
Vane.