Tu tribu, tu diferencia

Mi tribu, cuando era pequeña siempre pensé que mis hermanos eran mi tribu, pasamos muchos años siendo nosotros solos, aunque como éramos muchos, jamás pareció un grupo pequeño, ellos eran los impulsores de mis avances, nosotros nos animábamos para que el más pequeño comenzara a dar sus primeros pasos, a que dejáramos el chupete, a ir en bicicleta, mantenerse erguido encima de un monopatín, a ir en moto, las clases de conducción, y así ellos me acompañaron en todo ese camino.
Posteriormente, cuando comencé a trabajar en el despacho de mi padre, siguieron animándome, siempre tenían líos nuevos para que yo fuera capaz de superarme profesionalmente hablando. Hubo un momento en el que ellos hicieron que yo creciera, fuera aprendiendo cosas nuevas y lograra encontrar mi forma de hacer las cosas, y durante mucho tiempo siempre busqué nuevos enfoques que vinieran de fuera, porque todos nosotros teníamos la misma forma de ver las cosas, todos teníamos la visión “blanco”, la que supo transmitirnos mi papá. Pero realmente hasta que mi papá nos nos dejó no fui consciente de la importancia de rodearte de personas amigas, que comparten contigo sus experiencias y que crecen junto a ti.
Y si hecho la vista atrás, soy consciente de que los mejores momentos de mi vida “profesional” he estado rodeada de amigos, compañeros, empresarios con las mismas inquietudes que yo, y así todo eso me llevó a crear el Club Darwin, un espacio donde compartir, donde aprender y donde acompañar a otros. El Club Darwin fue el resultado de la necesidad de gritar al mundo que ¡Basta ya! de una dura situación que conocimos con la crisis, fue mi ruptura radical y personal de una realidad difícil, de la que ya estaba cansada, fue mi manera de gritar al mundo que no estaba dispuesta a pasarme la vida llorando y que si queríamos continuar deberíamos tomar las riendas de nuestros negocios, de nuestras vidas, debíamos enfocar los problemas con una visión nueva, con fuerzas renovadas y darnos cuenta de que realmente ahora mas que nunca era muy necesario unirse a personas como tú.
Fue una suerte conocer a personas estupendas, mentes brillantes que hicieron que mis energías se renovaran, que dejara la apatía de lado y que volviera a querer comerme el mundo, y muchas veces cambiarlo. Fue una época estupenda, donde aprendí una nueva forma de relacionarme con el mundo, donde recuperé la conciencia de mis sueños, de mis ideales y de repente recordé donde quería estar, cómo era el mundo que quería dejarle a Carlota y la forma que me gusta de hacer negocios.
Desde entonces hasta ahora, los términos colaborativos, networking, cooperación, coworking, han proliferado, hoy las cosas las vemos desde otro punto de vista, aunque el fondo sea el mismo. ¡Qué importante es formar parte de una comunidad!, que importante cuidar tus relaciones, fomentar relaciones nuevas, compartir, dar y volver a dar, poner valor añadido a tu trabajo, querer compartir con ellos tus avances, tus tropiezos, tus sueños, celebrar sus triunfos cómo si fueran tuyos.
¿Puedes imaginar hoy una vida sin tu comunidad? Yo lo veo muy difícil, hoy son parte integrante de mi vida, muchos son online, pero igual de presentes que si compartiéramos mesa. Hoy por hoy, además del Club Darwin, que es mi visión mas personal, pertenezco a una tribu de mujeres que se comen el mundo compartiendo, que creen en el compromiso y el amor, cómo es Blogirls 2.0, o una tribu de mujeres que cree en la formación y en la risa, como es Extraordinaria, o mi querido grupo de Mastermind, en el que somos una tribu pequeñita, pero donde se fraguan grandes avances. Y desde hace unos meses hemos sido capaces de crear una nueva tribu, cercana a nosotros, muy offline, Burjassot Obert, en el que compartimos una visión muy local, y allende los mares está Paula Lesina con su Yo escribo un Blog, una comunidad donde hacer crecer las palabras.
Si aún te estás preguntando las ventajas de pertenecer a una comunidad, debes tenerlo claro, solo hay una manera de avanzar, y es acompañada, cuando el camino lo recorres solo, el camino se hace más largo, más difícil, y muchas personas a veces no pueden recorrerlo entero y deben pararse.
A veces, aunque sea de manera egoísta, yo me planteo las ventajas de hacer cosas por los demás, sin una clara recompensa, pero desde luego, yo recibo muchas a cambio, ¿no te pasa lo mismo?
Mis recompensas son múltiples,
1. Me dan una energía inagotable.
2. Logro ser capaz de ver mi mundo con otros ojos.
3. Conozco nuevas ideas, nuevas soluciones, incluso nuevos problemas.
4. Crezco en seguridad, siempre hay alguien al otro lado dispuesto a ayudarme.
5. No me dejo vencer por la adversidad.
6. Soy mucho más consciente de mis conocimientos, porque me gusta compartir.
7. Genero nuevo contenido por el placer de compartir.
8. Disfruto de la compañía de mentes muy brillantes.
9. Mi capacidad analítica mejora.
10. Río a carcajadas diez veces más que antes.
Sin duda, si somos capaces de transformar a nuestra gente en nuestra tribu, habremos alcanzado un gran éxito en nuestro cometido, si logro hacer que te sientas parte de Blanco Legal, sabré que voy por el buen camino, y sabré que mi futuro será amable y que, sin duda, vale la pena continuar avanzando.

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