Y tú, ¿que tipo de networking practicas?

Una de las cosas que más me gusta de trabajar para mi es la de tomar mis propias decisiones, el decidir la forma de trabajar, de plantear los asuntos que debo resolver, y el deberme a mi misma. Pero el que no me guste que me digan cómo debo de hacer las cosas no lo hace más fácil, a veces lo hace muy, muy difícil. Mi padre siempre me lo decía y yo hoy se lo repito a Carlota, la libertad exige un gran grado de responsabilidad, así que no todo es hacer lo que a uno le apetece. Sin embargo el poder decidir, el poder acoplar el trabajo a mi manera, con mis tiempos, es un lujo que me encontré en el camino.
Además soy una apasionada de las maravillas que nos da la vida y una de ellas es la que nos encontramos cuando compartimos con los demás lo que hacemos, o que somos, lo que sabemos, cualquier cosa que compartimos, siempre se multiplica, realmente creo que el punto donde se encuentran varias personas para compartir, sin pedir nada a cambio, es el lugar donde los milagros pueden suceder, es un lugar donde poder crear sueños a medida, aunque no estén exentos de trabajo, tiempo y dificultades, por eso me gusta mucho aprovechar cualquier ocasión para compartir lo que yo se, o lo que tengo, y me gusta hablar, y hablar sin parar.
Ultimamente me encuentro en una fase muy reflexiva, busco el porque de todo, busco una definición perfecta de mi camino, de a donde voy y donde quiero ir, de que es lo que quiero en mi vida exactamente, de porque hago las cosas como las hago y todo ello me reafirma en la creencia de que no hay mejor manera de hacer las cosas que la tuya, la propia; da igual como lo hacen los demás o como les resulta las cosas, a mi las soluciones de los demás nunca me han servido, siempre he tenido que encontrar mi propio camino y mi forma, y esa certeza es la que me hace única, la que hace que sea como soy y que haga las cosas como las hago. Es cierto que el camino ha sido largo, no siempre lo he tenido tan claro, aunque siempre tuve una tendencia, y que hoy veo las cosas con la perspectiva que me da la edad, con la perspectiva que me da el trabajo desarrollado y la visión de mi historia. Y, sin embargo, hoy sigo pensado, ¿que hago con todo esto?, ¿qué utilidad le doy?, ¿me conformo solo con ser?, o ¿me lanzo a compartir?
Hace unos años, cuando nos golpeó la crisis económica de lleno y tuvimos que buscar otras formas de hacer las cosas, buscar soluciones a problemas concretos, y sobre todo buscar nuevas razones para seguir adelante,  me dediqué a cuidar mi lista de contactos y trabajar en ella, lo que se llama networking, y fue, como siempre, mi gran tabla de salvación. Ellos hicieron sin darse cuenta que me quitara de encima la apatía producida por los problemas económicos, por ver todos los días como las personas de mi alrededor tiraban la toalla y no tenían alternativa posible, ellos hicieron que volviera a replantearme mi camino y volviera a buscar nuevas soluciones.
Muchos eran los de siempre, pero conocí y contacté con mucha gente nueva, todos muy interesantes, todos con proyectos ilusionantes, todos con una misma necesidad, crear una comunidad, crear un espacio en el que poder desarrollarte no solo a nivel empresarial, sino también personal y juntarte con gente amiga y todos ellos me reafirmaron en lo que ya sabia, que no hay nada como compartir para crecer, y comencé a perfilar mi forma de interactuar con ellos, en planificar los eventos a los que acudía, que en aquella época fueron muchos y en aprender que es lo verdaderamente importante.
Después de unos cuantos eventos en los que llegaba a casa cargada de un montón de tarjetas de personas que no conocía ni lograba recordar y al final siempre terminaban en la papelera, decidí que cualquier situación que vivía podía aprovecharla para hacer networking, así cuando un amigo me presenta a alguien, o en una reunión del colegio, o en un evento social o una conferencia, da igual la situación, lo importante es crear lazos fuertes y duraderos, con sentido. Dime la verdad, ¿tú recomendarías a alguien del que no sabes nada?, no hay vínculo mas fuerte en esta vida que alguien en quien confiamos nos recomiende a alguien, da igual que sea un ebanista o un peluquero, o tu abogado, la asesora, lo verdaderamente importante es que alguien te dice que confía en esa persona, y desde el segundo cero, tú también confías.
Entonces, ¿no tiene más sentido dedicarnos a cultivar relaciones de calidad en lugar de convertirnos en recolectores de tarjetas?, por eso debes ser radical, debes dejar de hacer las cosas por hacerlas, sin sentido, solo porque los demás las hacen y debes encontrar una razón, un porqué.
Desde el momento en que decidí ser radical (aunque mi madre dice que fue mucho antes, ya de pequeñita apuntaba maneras), comencé a desarrollar mi discurso, un discurso que siempre piensa en la persona que tengo enfrente en lugar de en mi, y comencé a pensar, ¿qué es lo que tengo yo para ofrecerte?, si te digo que soy abogada, soy como los miles de abogados que hay en España, me convierto en un número y paso a ser anodina, sin embargo si te digo que puedo ayudarte a traducir el lenguaje jurídico a lenguaje humano, en que hago que las cosas difíciles se transformen en fáciles y que soluciono problemas, la cosa cambia, ¿no?
Ahora te toca a ti, ¿qué vas a decir en tus cinco minutos de gloria?, es muy difícil, lo se, pero si sigues unas pautas la cosa mejora:
1.Define a quien le hablas, quien es tu cliente ideal.
2. Define que es lo que tienes que ofrecer a los demás, aquello que te hace único.
3. Practica las veces que haga falta, debes encontrarte cómoda con tu discurso.
4. Ajústate al tiempo que te has programado.
5. Establece algún elemento personal que quede grabado en la memoria de quién te escucha, puede ser una anécdota con un cliente, o simplemente con tu hijo, pero debe servir para establecer una relación de calidad.
6. No te olvides de hacerles saber donde pueden encontrarte (tarjeta, teléfono, mail, foto)
7. Si te vas a apoyar en alguna presentación, intenta que ésta sea lo más sencilla posible.
Y nunca olvides cuando acudes a algún evento de este tipo que debes ser puntual, y si te pones nerviosa, tranquila, todo el mundo se encuentra en la misma situación, así que respira y cuando tengas que hablar no te aceleres, se consciente del ritmo y de la respiración, y lo más importante de todo, se lo más honesta que puedas.
Recuerda que a estas reuniones se acude con el ánimo de compartir y estrechar lazos, por lo que la actitud es fundamental, haz por todos los medios que la sesión sea un éxito.
¿Nos cuentas como te preparas tú?, me encantará leerte.
 

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