Preparando tu caja de herramientas

Siempre viene bien contar con una caja de herramientas de las que poder echar mano cuando las necesitas.
Puedes ir llenándola a lo largo de toda la vida. Algunas te durarán siempre, otras las incorporarás poco a poco, pero siempre irán contigo.
Esa caja de herramientas se transforma en imprescindible cuando eres empresario, porque le camino casi nunca es fácil y requiere de muchas habilidades que no te enseñan en la facultad.
Hablamos de una caja que te sirve para:

  • – vencer al desaliento y al abatimiento,
  • – cuando estás desmoralizado,
  • – o simplemente cansado.

Y esa caja es importante para todos, ¡pero mucho más para quien comienza un proyecto!
Hoy quiero compartir contigo cómo puedes crear la tuya propia e ir nutriéndola de nuevos recursos y herramientas, a medida que ganas en experiencia.

Tu caja de herramientas: el apoyo que necesitas al empezar

Casi siempre cuando comienzas un nuevo proyecto, la ilusión, la pasión, la emoción puede con todo. Hace que veas las cosas más fáciles, o por lo menos no tan difíciles. Trabajas con ahínco, das todo tu tiempo por tu proyecto, muchas veces incluso lo haces todo de libro, pero la cosa va más lenta de lo que tú habías planificado.
Otras veces, simplemente se tuerce algo o no sale todo como tú necesitas, los tiempos no son los tuyos, o es final de mes.
En cualquiera de estos casos, tu caja de herramientas será tu ‘salvavidas’, ese al que agarrarte fuerte. Y es especialmente necesario tener tu propia caja de herramientas cuando trabajas sola, porque todo es mucho más difícil.
Trabajar sola significa no tener a nadie con quien compartir tus inquietudes, tus preocupaciones o tal vez tus dudas. Es pasarte mucho tiempo contigo mismo, a veces incluso sin salir de casa, porque trabajas allí y el día se hace muy, muy largo.
Muchas veces cuando llegas a casa, tu gente no te entiende, no sabe de que hablas, le resta importancia a lo que tú crees importantísimo y todo se torna un poco más duro.
Yo, cuando me encuentro en alguna de estas situaciones, siempre echo mano de mi caja de herramientas.
En ella tengo:

  • – mis canciones favoritas,
  • – un beso de Carlota,
  • – el abrazo de mi madre,
  • – su mirada y su forma de afrontar el futuro,
  • – la tranquilidad de mi padre para afrontar los problemas en mi memoria,
  • – una caja de colores,
  • – un helado de limón…

También guardo en ella algún amigo que siempre hace que vea las cosas mucho mejor, que recupere la perspectiva y que consigue, con sólo su voz, que me encuentre mucho mejor.
En resumen, en mi caja están todas esas cosas que hacen que yo me sienta bien, que recupere la perspectiva y que no me deje vencer por el desaliento.

El error de los emprendedores: no cuidar su caja de herramientas

Después de muchos años de trabajar codo con codo con empresarios, autónomos, personas apasionadas por sus proyectos, tengo claro que fallamos casi todos en lo mismo: nos cuidamos muy poco, tenemos medio vacía nuestra caja de herramientas.
Nos faltan muchos recursos, a veces son distintos de los que creemos, ya que no somos capaces de tomar perspectiva y no vemos las cosas como son. Muchas veces nosotros mismos somos quienes nos creamos esas situaciones “complicadas” y justo es porque nos falta en nuestra caja de herramientas otro tipo de herramientas.
¡Es tan importante saber cuidarnos! No se trata sólo de cuidar nuestro cuerpo, sino también de cuidar nuestro interior, casi, casi, la parte más importante.
Al final igual que la actitud es lo determinante de las personas apasionadas, la gente que tiene claras sus prioridades, la gente que se cuida por dentro, está mucho más preparada para llevar a cabo su proyecto.
El otro día leía que las personas mas productivas no son aquellas que se van a casa los últimos, sino los que trabajan alrededor de un 80% de la jornada normal. Estas personas hacen descansos periódicos y durante el tiempo de trabajo no se entretienen. Dado que cumplen con sus objetivos, encima son mucho más felices, ¿te apuntas?
Todos ellos llegan a casa a la hora del baño, o salen a tomar una cerveza con sus amigos, o van a jugar una partida de tenis o hacen meditación. Pero la realidad es que la gente que sabe aprovechar el tiempo y se guarda algo para sí mismo son las personas que mejor encaminadas van.
Entonces, ¿no será que en nuestra caja de herramientas debemos incluir también las herramientas necesarias para ayudarnos a cumplir nuestros planes? Igual sólo te falta organizarte mejor, o saber delegar con una sonrisa, o simplemente decir que no en un momento dado.

Empieza por aquí a crear tu caja de recursos

La cuestión es fácil, si quieres vamos a ver cómo podemos organizarnos para que, poco a poco, todo sea un más fácil y las cosas vayan encajando.
Además, como es una herramienta, podremos utilizarla siempre que la necesites.
Así que saca la agenda y comienza con estos consejos:
1) Nunca te vayas a casa sin tener planificado el día siguiente
2) Incluye en la agenda las cosas que es imprescindible que hagas ese día
Sólo las que son necesarias. De nada te sirve interminables listas que no puedes cumplir y arrastras de un día a otro.
3) Busca los huecos que necesites para estar concentrado y protégelos
Nada de móvil, whatsApp o correo, ¡estás en tu burbuja!
4) Aprende a identificar los periodos en los que estás más fresco para hacer el trabajo más costoso
Por ejemplo, las cosas fáciles o más placenteras las puedes hacer cuando estas más cansado, porque no te van a exigir tanto esfuerzo.
5) Establece tu rutina de comienzo del día
Cada uno tiene la suya, quédate con la que más te acomode. Yo siempre comienzo con café, soy incapaz de hacer nada sin cafeína, así que mientras se enciende el ordenador y descarga el correo, tomo mi café.
Normalmente estoy a punto cuando el ordenador esta listo y no dedico ni un minuto a cosas tan simples como el arranque del ordenador.
6) Descansa unos cinco minutos, al menos, cada dos horas
Levántate de la silla, camina o simplemente aprovecha para ver el móvil.
7) Establece periodos para ver el correo para no estar siempre atento
Aunque aquí deberas ser capaz de determinar cuál es tu necesidad y actuar en consecuencia.
8) Toma algo a mitad de mañana
9) Aprende a delegar
No pasa nada porque no sepas hacer de todo. Muchas veces, el querer poder con todo hace que perdamos mucho tiempo. Y es que hay que aprender, practicar, etc. Valora si vale la pena que esa tarea la haga otra persona.
10) No salgas corriendo cada vez que alguien te pide algo
Las urgencias son más escasas de lo que nos pensamos. Urgencia es que te llamen del colegio porque tu hijo está enfermo y hay que recogerlo, pero no cualquier otra cosa.
En cualquier otro caso, no hace falta que digas no, pero busca el momento adecuado en tu planificación.
11) No te creas a ti mismo
Cuando te digas que no eres capaz de ser organizado o que no puedes cumplir con la planificación prevista, es una leyenda urbana.
12) Establece tu objetivo del día e intenta cumplirlo
Y si no lo consigues, párate a pensar qué es lo que ha ocurrido, analiza la situación, saca conclusiones y, por lo menos, fija una acción a tomar.
13) Y busca ayuda si lo necesitas, a veces es mucho más fácil de lo que pensamos
Sólo teniendo en cuenta estas rutinas verás que, poco a poco, vas mejorando. Todo adquiere sentido, tu caja de herramientas estará mucho más completa y sobre todo, irás incorporando otras rutinas, ¡incluso podrás compartir las tuyas!
Piensa siempre en tu objetivo final y, cuando lo visualices, intenta transformarlo en trocitos pequeños para que sea mucho más fácil llegar.
Recuerda que muchas veces el tiempo es un hándicap imposible de adelantar. Los negocios necesitan una media de tres años para despegar, así que no pierdas la calma. Si haces las cosas bien, con sentido, verás los resultados.
Y siempre, siempre, rodéate de gente amiga, amable, que transmita alegría, que te contagie de energía y que te haga la vida mucho más fácil.
Para cualquier cosa que necesites, ya sabes donde estamos. Puedes contar con nosotros.
Ahora, no te vayas sin contarme que cosas guardas en tu caja de herramientas.

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