Sueños de Navidad y un paseo por nuestros recuerdos
Me gusta pensar que durante todo el año hay opción para soñar, para ser libres y para desear todas esas cosas que normalmente no nos dejamos desear, pese a que muchas personas viven las Navidades cómo la época más mágica del año, esa época en la que los sueños se cumplen pese a todo, en los que nos dejan soñar sin importar si somos pequeños o mayores.
Hay personas que viven con más emoción que yo estas fechas y sin embargo hay muchos recuerdos de mi infancia que tienen que ver con ellas. Mi abuelo, mi madre, el cuidado por los detalles, los despertares tempranos, la tradición de los Reyes Magos.
Ya sabes que provengo de una familia numerosa, por lo que cualquier día es un día tumultuoso, donde nos juntamos demasiados, y no hace falta que lleguen fechas especiales para reunirnos alrededor de una gran mesa.
¿Te acuerdas de lo que te decía la semana pasada? ¿Recuerdas que te hablaba de una sorpresa? Llegó el momento.
Como vamos por todas partes haciendo balance del año, listas de nuevos propósitos, nos imaginamos que queremos conseguir, y en lo que nos gustaría trabajar en el año nuevo, me pareció una buena idea que reflexionáramos sobre nuestro pasado, descubriendo algún aspecto de nuestra vida que fue importante para convertirnos en lo que hoy somos.
Yo estoy convencida de que la gran mayoría de lo que hoy soy es el resultado de mi infancia, de las enseñanzas de mis padres, de lo que viví con mis hermanos, de nuestras peleas, y de nuestros avances, y cómo ya faltan personas queridas en nuestra vida, me gusta pensar en que soy parte de ellos, me gusta pensar en lo que han influido en mi y en cómo han conseguido formar parte de mi.
Por eso, y porque me encantan las historias, conocer la vida de las personas con las que comparto mi día a día, he invitado a unas grandes mujeres a que nos cuenten algo de sus recuerdos.
Yo les pedí que me hablaran de las mujeres de sus vidas, porque siento a mi madre cómo una gran influencia en mi, pero después de hablar con ellas, no todas han tenido esa oportunidad, así que me lo pensé mejor y decidí que sería perfecto que hablaran de lo que quisieran. Verás como todas coinciden en hablar de la familia, de las enseñanzas y de las cosas buenas de la vida.
Verás cómo nos enseñan que las cosas más sencillas son las mejores.
A partir de hoy, tendrás un relato diario de un grupo de mujeres a las que considero unas gran mujeres, con las que comparto mi día a día, con las que avanzo, intercambio pareceres, crezco y me rio.
Hoy te presento a Estibaliz López, quién no necesita presentación, pero si quieres conocerla un poco más, visita su blog y su comunidad de Facebook, El club de las emprendedoras Valientes, te encantará participar en él, estoy segura. Esti forma parte de ese grupo de grandes que hacen que mi día a día sea más completo y mucho más interesante, me acompaña desde hace unos meses por el camino internauta.
Así que sin más te presento a Esti, quién nos enseña mucho más que diseño, y nos ayuda a crear marcas con alma. Hoy nos enseña un trocito de su corazón, te dejo con ella y sus recuerdos.
“Llega la navidad, sus luces brillantes, colores cálidos y olores especiados…”
Estés en el lado del mundo que estés, sea verano u invierno, seguro que tu familia se reúne y disfrutáis de comidas copiosas, niños riendo y madre y padres cocinando. Cuando todo pase acabarás agotado, pero admitámoslo, es pura locura de felicidad y te saldrá la sonrisilla recordando al abuelo roncando, al perro robando el jamón o al cuñado tocando la zambomba.
Lo cierto es que la navidad es un momento de reflexión importante para todo el mundo y las emprendedoras nos paramos a planificar objetivos, hacer balance del año que acaba y entre tanto pragmatismo a veces se nos olvida algo importante, dar las gracias.
Hoy, con el permiso de Raquel, quiero contarte a quien doy las gracias yo por ayudarme a llegar hasta aquí y empujarme cada día a superar mis límites:
Deja que empiece por contarte, que mis decisiones en la vida, siempre han girado en torno a mi familia. Un matriarcado donde la energía femenina invade nuestra forma de hacer y nos empuja y limita en partes iguales.
Somos una unidad familiar de esas que que se quieren y reniegan (pero siempre con amor).
Nos quejamos de que estamos hartos de estar todo el día juntos: fines de semana, vacaciones, llamadas telefónicas varias veces al día sólo para preguntar tonterías, grupos de whatsapp dónde sólo nos falta incluir detalles escatológicos de nuestro día a día… si, no miento, así es mi familia… pero a la vez no seríamos capaces de faltar a una sola de nuestras comidas, es más, no se nos pasaría por la mente hacerlo; y cuando alguien se encuentra en un apuro, siempre, siempre, se acude lo primero a la familia.
Lo cierto es, que mi familia me enseño que cuesta menos hacer las cosas bien a la primera aunque suponga mayor esfuerzo y que la mejor recompensa de un trabajo bien hecho, es la sonrisa de quien te lo agradece.
Gracias a la familia aprendí que con 25 de las antiguas pesetas tenías que ser capaz de hacer malabarismos: comprarte el dulce de la semana, comprarle otro a tu primo y encima ahorrar para cuando no hubiera 25 pesetas extra en casa.
También aprendí que la vida no te prometió que fuera a ser buena o justa contigo, pero que eso no es motivo para estar triste, sino que era un incentivo para seguir viviendo con intensidad y que cuando vienen mal dadas y tienes miedo, huir no es la solución, sino que hay que mirar de frente a los problemas y y decirte a ti misma: conmigo no vaan a poder.
Por mi familia (tanto hombres como mujeres) entendí que las mujeres debemos exigir nuestro espacio igual que lo hacen los hombres y que debemos buscar en el amor compañeros de viaje, que nos quieran como somos, por nuestras virtudes pero sobre todo por nuestros defectos.
Así que desde aquí, doy las gracias a mi familia y amigos, por que no entiendo una familia que no es amiga, ni unos amigos que no son familia. Por que gracias a ellos y ellas soy hoy quien soy, actúo como pienso y vivo como siento.
Gracias familia 🙂
Estibaliz