Planificar y soñar, llega diciembre y con él la locura

Los sueños transforman las situaciones

Planificar muchas veces es difícil y sin embargo necesario, pero hay que conectarlo con los sueños, esa palabra mágica que logra cosas increíbles, esa palabra que hace que nos transformemos, que logra hacernos felices y sin embargo tanto trabajo nos da.
Está claro que diciembre es un mes cómo cualquier otro, mismos días, mismas rutinas, y sin embargo tiene algo de mágico. El acercarnos poco a poco al final del año parece que provoca en nosotros un cambio, parece que es necesario que tomemos determinadas decisiónes, pensemos en determinadas cosas.
Desde la primera semana de diciembre nos entre el gusanillo de las navidades, la época más mágica del año y nuestro cerebro comienza a soñar.
Es una nueva oportunidad para comenzar de nuevo, para lograr todo aquello que siempre nos planteamos y nunca logramos, son nuestros sueños de comenzar a correr, dejar de fumar, comenzar el gimnasio o adelgazar de todos los años.
Por algo diciembre y enero son los meses estrellas de los gimnasios, pero ¿porqué no logras arrancar?

¿Porque hablamos de sueños recurrentes?

La verdad es que casi nada, por no decir nada, se consigue solo deseandolo, no basta con que sea lo que más quieres, si no planificas y vas dando pasos pequeñitos nunca lograrás tus objetivos, salvo que ocurra por pura casualidad.
La realidad es que si deseas algo mucho, lo normal es que pondrás todos los medios que estén a tu alcance para lograrlo, trabajarás duro y al final lograrás conseguir tus metas.
Diciembre es el mes de los planes por excelencia, nos rodean los consejos, los modelos, las reflexiones, allá donde vayamos nos encontraos con listas, calendarios y muy buenas intenciones, e imagino que nosotros no vamos a ser la excepción que justifica la regla.
Ya sabes que yo siempre aprovecho las vacaciones de agosto para planificar mi año, me gusta la sensación de relajación, el no tener horarios, el lograr tomar distancia y sobre todo, me gusta no tener la presión social de ser un buen planificador.
Mi método es muy sencillo, intento tener una visión global del año, intento descifrar cuál es mi sensación, ya sabes, si ha sido un año bueno, o un año duro, o si he tenido muchos baches, o si he conseguido alcanzar mis metas (las del año pasado), pero sólo me fijo en las sensaciones, ese estado interior que normalmente me alimenta para ir por un camino u otro.
Y si mi estado no es el adecuado, simplemente me dedico a descansar. Es muy importante que me encuentre con la actitud adecuada para planificar, me gusta sentir la energía que me recorre, esa emoción que me embarga cuando planifico algo nuevo.
Sin esas sensaciones no soy capaz de sentarme el tiempo suficiente para lograr una buena planificación, así que si no me siento preparada, lo dejo correr  y me voy en búsqueda de mi estado perfecto.
Puedes aprovechar el mes de diciembre para contagiarte de la actitud planificadora, ya que llena el ambiente y puede ser una buena ocasión. ¿Estas preparada?
Pues hoy vengo a contarte porqué es importante planificarte o sobre todo tener una meta que quieres alcanzar.
Los negocios casi siempre son envolventes, nos rodean en todo lo que hacemos, llenan nuestro días y muchas veces nuestras noches, no somos capaces de separar la vida empresarial de la personal, ya que nuestra empresa forma parte de nosostras, y es el envoltorio lo que muchas veces no nos deja ver, tener una visión de conjunto.
Y sin visión de conjunto, jamás vamos a lograr saber dónde vamos, si los dejas, los negocios tienen vida propia y harán lo que quieran, y no lo que tú quieres.
Así saber donde te encuentras, cual es tú realidad, aunque no te guste nada, es muy importante. Y para lograr visualizar el lugar donde te encuentras, será bueno que hablemos de números.
Y diciembre es un año genial para ello, tenemos todo el año delante de nosotros, podemos ver los números de nuestro negocio, así que ponlos delante de ti y se realista. ¿Son buenos, malos o regulares?
Y luego, contesta a estas preguntas,
¿Los planes que hiciste el año pasado dieron resultados?
¿Has evaluado tus acciones?
¿Hay relación directa entre tus planes y los resultados obtenidos?
¿Hay algo más que hayas podido hacer y no lo hicieras?
Muchas veces esas preguntas nos llevan a otra larga lista de preguntas, que pueden llegar a replantearnos nuestra propia esencia,
¿Es mi producto o servicio adecuando?
¿He encontrado a mi público?
¿Se entiende lo que hago?
¿Mis precios son adecuados?
¿Es buena mi estrategia?
¿antes de vender tengo que hacer algo más?
Muchas de estas preguntas suelen ser muy duras, es un momento delicado, que puede dejarte KO, así que no te tortures y sobre todo no dejes de creer en tu plan.
El mercado a veces puede ser muy cruel y no conseguimos todo tan rápido cómo queremos, hay cosas que tardan más, pero yo aprovecharía para preguntarme, antes de decidir que hacer, ¿cuánto puedo invertir en mi negocio este año?
Y contesta con una cifra, una cifra que sea realista con tu realidad, un número que te haga hacerte sentir cómoda y cuando lo tengas, vamos a determinar en qué necesitamos invertir.
Los negocios a veces son seres extraños, lo sé. Siempre parece que los del vecino son mucho mejores que los nuestros, parece que somos nosotras y no los demás las que tenemos problemas, las que no sabemos tomar buenas decisiones, las que nos alejamos de nuestra meta, pero yo puedo decirte que eso no es verdad, solo lo parece.
No conozco a ningún empresario que no se angustie muchas veces, o que acierte siempre a la primera, o que jamás tenga problemas económicos, o cualquier otra cosa que se te ocurra, así que este mes, vamos a descartar las dudas y vamos a reforzar nuestro interior.
Y no deberías tomas ninguna decisión hasta que no hayas alcanzado la paz interior, ese estado que te permite ser sincera contigo misma sin machacarte, que te hace ver las cosas cómo son con actitud conciliadora y visionaria.
Igual tienes que escuchar música, o jugar con tu hijo, o dar una vuelta con tu pareja o llamar a tus amigas, rodéate de quien te hace feliz, ya sabes que la felicidad es contagiosa, y cuando sientas que la felicidad recorre libremente por tus venas, siéntate a trabajar.
Y ahora sí, ahora que somos capaces de ver la vida con nuestra visión de empresarios vamos a comenzar a planificar nuestro año. Acuérdate cuando hablábamos de planes.
¿Qué es lo que quieres lograr? No siempre tiene que ser lo mismo que los demás, hay mil cosas válidas, igual lo que quieres es ser capaz de escribir en tu blog con regularidad, o conseguir un cliente nuevo al mes, o vender cinco pulseras, o aumentar tu número de seguidores, o publicar en el blog de alguien a quien admiras.
Los planes son tuyos, los sueños también, así que si a ti te sirven, a nosotros también.
Escribe en tu libretita, esa en la que encerramos nuestros suelos para que no se escapen, y una vez tengas tus objetivos escritos, vamos a intentar averiguar que hay que hacer para conseguirlo.
Intenta ver el mundo a largo plazo, casi nada de lo que vas a hacer va a tener efecto inmediato, por eso es tan importante que logremos ver más allá, para intentar crear un nuevo mundo en nuestra cabeza, intenta visualizar que puede ocurrir con lo que has planificado hacer. Vístete con el vestido de estratega, core unos anteojos y mira hacia adelante,
Y si esos planes los transformas en acciones, en acciones chiquititas, que no requieran recursos hercúleos ni te resulten pesadísimos, ya habrás armado un plan, y si ese plan lo tienes escrito, dentro de tres meses podremos sentarnos a evaluar sus resultados.
Recuerda que un plan sin revisión no sirve de nada, por eso es tan importante recopilar los datos que debemos evaluar, para luego ir ajustando las acciones chiquitas a la realidad.
Y recuerda que si te siente sola para ello y necesitas trabajar en grupo, he abierto las inscripciones para el año 2017 de los grupos mastermind, una forma diferente de trabajar para conseguir tus objetivos, si te interesa puedes ver la información AQUI.
No te dejes deslumbrar por diciembre y sigue tu propio ritmo, pero no dejes pasar la oportunidad de planificar, de ponerle nombre a tus deseos y de trabajar para lograr lo que deseas, es un trabajo duro, pero no estás sola, así que disfruta del camino tanto como de los resultados.
Y no te olvides de venir a contarnos cuáles son tus planes, cómo es tu proceso para lograrlo y cómo te sientes, seguro que tienes un montón de cosas que enseñarnos.

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