Ya tengo un plan, ¿y ahora qué?

Cuando no basta con tener un plan

 
Seguro que me has escuchado o leído más de una vez en relación a los planes, seguro que sabes que es lo que voy a decir, y es que los planes son tan importantes; cuando tienes un plan es que tienes una intención, quieres conseguir algo, aún da igual que es lo que sea, de momento tú tienes una intención y vas a ponerte a trabajar sobre ello.
 
Y cuando ese plan da el salto de tu cabeza a tu boca, cuando le cuentas a alguien tus planes, esos sueños y anhelos, algo comienza a transformarse, pasamos de un pensamiento a una acción, al verbalizar lo que está en nuestra cabeza, la idea adquiere consistencia y comienza a existir en el plano de la realidad.
 
Y si una vez hemos hablado de él lo ponemos por escrito, eso ya es la bomba. A mi me pasa casi siempre, durante días me ronda una idea por la cabeza, todo me lo recuerda a ello, vuelvo una y otra vez a pensar en ello pero me resisto a contárselo a nadie, me suele parecer que no tengo la idea madura, pero cuando logro verbalizarlo, parece que el mecanismo se pone en marcha y ya no hay vuelta a atrás.
 
No creas que todos los planes salen a a primera, algunos incluso se quedan en el camino y nunca los llevare adelante, otros comienzan de una manera y terminan de otra y a veces los planes se transforman, crecen y me sorprenden.
 
Ya sabes que el primer paso es definir las claves del proyecto, en que consiste, que es lo que quieres obtener, a quien va dirigido, que vas a necesitar para ponerlo en marcha, si tiene fases o no, la inversión necesaria, etc.
 
Debemos tener muchas cosas en cuenta, por eso, al principio, yo siempre recomiendo que compres una libretita para poder escribir todo lo que vaya surgiendo en relación con tu idea, es la libretita de los todos, de las listas interminables, de las dudas, de las observaciones, de las compras, de las ilusiones y de los miedos.
 
No hay arma más poderosa en una empresa que documentar bien todos los pasos, si tienes la información ordenada y documentada, será mucho más fácil tomar cualquier decisión futura. Recuerda que la memoria falla muchas veces, que tiene vida propia, que a veces nos engaña. aunque lo haga sin maldad, y que saber gestionar esa información te dota de un poder grande.
 
A veces cuando armas un plan hay que considerar varias opciones, por lo que muchas veces es bueno tener un plan B, incluso un plan C, porque dependiendo de cómo salgan las cosas, habrá que ir por un camino o por otro.
 
También es verdad que muchas veces no nos da tiempo a ser tan precavidos, pero no podemos dejar de intentarlo, aunque no siempre lo consigamos, piensa en las distintas opciones que se plantean, intentando ser objetivo, hay que ser muy sinceros y no hacernos los ilusos. Creer que las cosas funcionan mucho mejor que en la realidad no ayuda en nada.
 
Pero tener un plan y no verificarlo cada cierto tiempo, tampoco. No sólo hay que pensar y escribir tu plan, tienes que comprobar que las cosas funcionan como toca, que estamos llegando donde queremos y sobre todo tienes que comprobar los resultados.
 
Imagina que tu plan consiste en sacar al mercado un nuevo producto, y una vez lo pones en marcha y lo comercializas, no compruebas cuantos productos vendes, no compruebas si hay que tomar alguna acción al respecto para mejorar la venta.
 
O no presupuestas cuantas piezas debes vender en un mes, o un año, para considerarlo un éxito, o en que momento recuperas la inversión, y no digamos si hablamos de saber que el precio que le ponemos es ajustado y óptimo, y que, sobre todo, no perdemos dinero.
 
¿Ves a que me refería cuando decía que no solo basta con tener un plan?
 
¿Recuerdas nuestras verdades verdaderas? Si la semana pasada hablábamos de nosotros y los demás, del grupo, de compartir y de sentirnos parte de algo, esta semana hablamos de nosotros, de cómo visualizamos las cosas, la vida, cómo organizamos los planes, cómo comprobamos que todo está como toca.
 
Y desde el individuo, desde nosotros, hablábamos de rutinas de cuidado, de crear proyectos de dentro hacia fuera, que nos ayudaran a buscar el foco, a no despistarnos, a cumplir el plan marcado.
 
Las verdades verdaderas del emprendimiento de esta semana son:
1.- Jamás debes perder el foco de tu destino. Ten SIEMPRE un plan a mano.
2.- El control debe ser constante y DOCUMENTADO.
3.- Es muy importante que te cuides todos los días, si tu cuerpo o mente falla, todo falla
 
Y too ello debe ir siempre aderezado de una visión critica y sincera, no tengas miedo a llamar las cosas por así nombre, no tengas miedo a fracasar, a no llegar, a ser más lento, nuestros superpoderes no son de ese estilo, sino que son de los que ayudan a caminar a nuestro ritmo.
 
Un plan que no esté ajustado a tu propio ritmo no servirá de nada, así que reconoce el tiempo real que tienes para dedicarle, el dinero que puedes invertir, las personas que pueden apoyarte, no las que te gustaría que estuvieran ahí, sino con las que puedes contar.
 
Repito mil veces que los negocios no suelen ser carreras de velocidad, sino carreras de fondo, en las que la preparación es lo que cuenta, el aguante, el éxito siempre está en cómo dosificas tus fuerzas, en cómo mantienes el foco, al ritmo adecuado, no demasiado rápido, ni demasiado lento.
 
Una de las cosas que suele preocupar mucho a los emprendedores es lo que hace la competencia, siempre parece que les va mejor que a nosotros, y nunca los miramos con objetividad, suelen ser mirados desde el filtro del deseo. El yo quiero tener 10.000 seguidores o vender tanto como fulanita, sin aprovechar las enseñanzas que nos pueden ofrecer.
 
Mi consejo, desde luego, siempre es el mismo, sé tú mismo y despreocupare de lo que hacen los demás, se lo más leal a ti mismo, y camina a tu propio paso, si eso es así, el objetivo llegará, de eso no tengo dudas.
 
Y si hablamos de competencia, no utilices tu tiempo en mirarle con esa visión y cambia el chip, miramos desde otra perspectiva, analiza que es lo que hacen, que les funciona y que no hacen, ahí es donde encontrarás tu elemento diferenciado, en lo que no hacen. tenía un profesor que siempre decía que cuando encontraremos lo que sí funcionaba, lo copiásemos, y lo instauráramos en nuestro proceso, y cuando averiguarnos que no hacían, no se lo dijéramos y lo comenzaremos a hacer nosotros.
 
Ya ves que solo con tener un plan no basta, hace falta mucho más, hace falta despejarnos y evaluar la situación, analizar y anotar todas las circunstancias, documentar toda esa información de manera ordenada y en formato con el que se pueda trabajar, debemos dedicar tiempo a evaluar toda esa información, y debemos ser valientes y hacer caso de la información recogida.
 
Y si hace falta, salta al plan B. Es tu oportunidad

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