Diario de una empresa
Llevamos más de un mes desde que volví de vacaciones y mi sensación sigue siendo la misma. Sigo perdida, sin avanzar y sin establecer una rutina concreta, mi calendario sigue a medias.
No sé si te pasará a ti lo mismo, pero a mi cada año me pasa, septiembre es un mes casi perdido, porque no logro encontrar el ritmo, porque entre que retomo lo que dejé antes de vacaciones y las nuevas rutinas me cuesta un mundo.
Pero este año he decidido no agobiarme, no tengo porqué tener el mismo ritmo que todo el mundo. Si das una vuelta por cualquier red social, septiembre está lleno de nuevas propuestas de todo tipo, es cómo si llegasen a toda velocidad, habiendo desarrollado todo el trabajo del mundo en el único mes en el que tú simplemente eres una piltrafa humana.
Así que he aprendido a reconocer mis ritmos y mis propios caminos, he aprendido que el 31 de julio dejo de ser persona, porque mi mente no da más de si misma, y no por nada, sino porque simplemente llego al 31 por pura fuerza de voluntad, después de un año lleno de trabajo.
También he aprendido que los días de agosto me cunden tres veces más y eso es así porque lo dedico enteramente a mi, a mi familia, a mi descanso, a viajar, a disfrutar y a no tener prisa, simplemente me dejo llevar y eso tiene un efecto terapéutico en mi persona.
Pero lo más importante que he aprendido es que para que mi empresa funcione, yo tengo que estar bien. Que mis fuerzas son las fuerzas de mi empresa y que necesito nutrirme de muchas otras cosas para que todo funcione.
Y estoy segura de que tú, también lo sabes. Las empresas, al menos las que son cómo las nuestras, son el reflejo de lo que somos nosotros, así que cuanto más cuidados estemos, mucho mejor.
Y todo esto se une a septiembre y nuestra vuelta a la vida empresarial. Yo siempre llego con poca fuerza, por lo que en mi calendario nunca planifico nada hasta, por lo menos, el día 15. Necesito mas de dos semanas para centrarme, para volver a coger el ritmo, y como lo sé, protejo ese tiempo.
Y me da igual lo que haga el resto del mundo, yo no comienzo mi vida “pública” hasta pasado el 15 de septiembre. Hay veces, como este año, que necesito más tiempo.
Reconozco que este septiembre ha sido un poco especial, hemos celebrado que hace un año comenzamos “nuestra” batalla con el cáncer, y hablo de nuestra porque desde luego he tenido mucha ayuda en el camino, muchas personas que hicieron mi vida muy sencilla, que me ayudaron a recorrer ese camino incierto. Y esa celebración ha teñido mis emociones de un color distinto al de otros años.
También reconozco que este verano ha sido distinto al de otros años, hemos tenido muchas emociones juntas que nos han desbordado, que han dejado nuestras rutinas a la deriva y que regresé sin hacer mis deberes.
Y no pasa nada, verás que hay cosas que siempre son ideales, que si se da todo cómo toca, es perfecto, pero hay muchas veces que la vida no es perfecta, no tengo que contarte nada que no sepas. Así que mi solución es tener una empresa que sepa amoldarse a esa vida “imperfecta”.
Y eso lo consigo teniendo establecidos unos mínimos vitales, intento que todo funcione aunque yo no esté y mientras me dedico a recuperarme.
Todos los años nos pasa lo mismo, vamos como motos y nos cuesta parar y luego, cuando lo hemos logrado, nos cuesta ponernos en marcha. Pero cómo lo sabemos, no pasa nada.
Por eso, septiembre lo dedico a las relaciones sociales, a dedicar tiempo a mis clientes, a hablar largo y tendido, a visitarlos o simplemente pasar la tarde con ellos.
Y ese tiempo es casi tan valioso, sino más, que todo el que dedico a estrategias, planificación y organización. Mi mayor secreto siempre ha sido compartir tiempo con mis clientes. Cuanto más te conozco, mejor te ayudo.
Y por eso este año, desde Blanco Legal, pusimos en marcha mi idea de llegar a todos los clientes, con independencia de donde estén. Hay veces que la distancia lo hace todo difícil, y no hay nada mejor que coincidir, aunque sea un rato, para disfrutar de nuestros amigos.
Y eso hemos hecho este septiembre, nos fuimos a Barcelona a celebrar “Barcelona da en el Blanco” y pasamos la tarde en un sitio espectacular. Estar acogidos por clientes que dan lo mejor de si mismos, es algo que no tiene precio, y eso nos pasó a nosotros en el D´Aprop Restaurant.
Imagina las vistas que nos recibieron, el cuidado en los detalles, el amor por sus clientes. El ambiente que se respiraba, de repente, estuvimos transportados en otro mundo, un mundo donde no existían las prisas, donde compartir y pasártelo bien.
Y cuando los medios se ponen de tu parte, suceden cosas impresionantes. Y visto así, a mi me parece que las empresas de hoy, las que son como la tuya y la mía, deben fomentar que ocurran cosas geniales, debemos preocuparnos por hacer la vida un poco más bonita, más sencilla, sin abandonar nuestros objetivos, pero somos responsables de nuestro entorno.
Por eso, para mi, poder fomentar el entorno ideal para compartir con otras personas, para darte a conocer, para disfrutar con otros compañeros de profesión, es algo que hace que mi cuenta de resultados personal se dispare totalmente. Poder disfrutar de clientes y amigos en un ambiente distendido es algo que deberíamos tener como obligatorio, al menos una vez al año. ¿No crees?