No hay sensación que genere más paz que saberse protegido; saber que por mucho que se tuerzan las cosas lo que más quieres estará protegido es una de las mejores sensaciones que existen en la vida.
No hay que dar muchas vueltas, puede que hayas vivido una de esas situaciones en las que todo se tuerce, o tienes a tu lado a alguien cerca a la que le pasó. ¿Recuerdas la sensación?
Por eso tenemos tanto afán en asegurarlo todo, en proteger todo lo protegible, nosotros, la casa, nuestro negocio, nuestros hijos, el coche y si me apuras hasta protegemos a nuestro perro. ¿Porqué no íbamos a proteger nuestra marca?
Parece algo imposible, incluso cuando utilizas tu nombre propio que esto vaya a ocurrir, pensamos que el nombre de nuestra marca es único y que por el simple hecho de utilizarlo nos pertenece, pero no me cansaré de repetir que aquí solo vale el registro, quien antes registra, antes se queda con la propiedad.
Y ¿porqué si te gusta saberte seguro no has registrado tu marca? Puede pasarte a ti, eso estoy segura, puede llegar alguien a quién no conoces y pedirte muy amablemente que dejes de usar tu marca. ¿Te imaginas el horror?
No será hasta ese momento cuando seas consciente de todo lo que significa tu marca, de todos los aspectos que comprenden, desde tu web, logo, identidad visual, publicidad, papelería, packaging, tarjetas, vestuario, dominio, etc. ¿Has hecho la lista de lo que significa para ti?
Y sobre todo, en ese preciso momento en que te pidan amablemente que dejes de usar tu marca, te darás de cuenta de lo peor, que tendrás que volver a empezar desde el principio, habrás perdido todo el esfuerzo de visibilidad, confianza y demás y no podrás utilizar el nombre de tu marca nunca más.
Así que si ya tienes registrada tu marca, enhorabuena, no se si lo sabrás pero has dado un paso de gigante en tu empresa, formas parte del grupo de los elegidos, empresarios con las cosas muy claras, que hacen todo lo necesario para proteger su activo más preciado y ponen los medios precisos para ser los verdaderos propietarios de su empresa, incluida su marca.
Y si no lo has hecho todavía, no te preocupes, lo importante es ponerte en acción, no dejarlo de lado, sino ponerse a tomar las medidas necesarias para que ello sea posible.
1.- Nadie podrá usar tu marca sin tu consentimiento y podrás obligar a que no la utilice a quien lo haga.
2.- Eres el propietario indiscutible de tu marca, nadie va a poder decirte que dejes de usarla.
3.- Eres el dueño de tu reputación, del reconocimiento público, sin que haya hueco para la confusión.
4.- Todo el esfuerzo que has realizado por sacar adelante tu marca, es tuyo y de nadie más. Tu web, tu logo, tu papelería, tarjetas de visita, anuncios y demás son tuyos hoy y siempre.
5.- Erradicas la posibilidad de tener un problema de competencia desleal, ningún colaborador podrá aprovecharse de tu trabajo.
6.- Aprovechas la inversión realizada tanto en tiempo como en dinero.
7.- Tu identidad visual está garantizada, tus colores, tus imágenes, dibujos y palabras asociadas a tu marca están a salvo.
8.- Tu dominio de internet es tuyo mientras lo renueves.
9.- Dormirás a pierna suelta.
10.- Tendrás mucho tiempo que podrás dedicar a lo que más te gusta.
Cómo ves todo son ventajas, registrar tu marca se convierte en la consecuencia natural de tu evolución y, aunque lo ideal es que lo hagas al principio, cuando menos riesgo corres, la verdad es que siempre es tiempo para poner remedio a una situación.
Ser consciente de lo que supone aquello que debes hacer es la mejor manera de poner los medios para lograrlo. Proteger tu marca siempre tiene premio. No lo dejes para mañana y comienza hoy.
