Mi visión, mi misión y mi recompensa

Parece que acabamos de estrenar el año y ya llevamos medio enero en danza, aún flotan en nuestro recuerdo las últimas fiestas, igual aún no has guardado el árbol de navidad y los adornos siguen enredados con tú día a día, y debemos hacer un esfuerzo grande para recordar que estábamos haciendo en diciembre.
Y me cuesta, no creas, olvidar ese aura de emoción de las navidades, del final del año, de la larga lista de propósitos, ¿te suena? Yo este año decidí seguir con mi propio calendario, el escolar, que es el que mejor que va.
Verás, yo soy tardona para casi todo y volver de las vacaciones me cuesta un mundo, septiembre lo paso como alma en pena y no es hasta que comenzamos octubre bien entrado, como hasta después del Pilar, que no soy persona, así que aprovecho y en diciembre no desconecto del todo. Si ya tuve un parón grande, el de verano, no quiero tardar tres semanas en ponerme al día, y eso no quiere decir que no me tome mis licencias, que no disfrute de mi familia y de los días señalados, incluso me tomo algún día libre.
Así que continúo con mi trabajo, con mis planes. Recuerda que en diciembre estuvimos hablando de la importancia de tener un plan, un buen plan, de saber donde querías ir, de trazar el camino por donde llegar y de disfrutar lo máximo posible del camino.
Hablamos mucho de planes, de listas y de objetivos, de la importancia de saber siempre donde queríamos llegar y de no olvidar nada, fuimos conscientes de la importancia del autoconocimiento, de la sinceridad con nosotras mismas y de la importancia de saber transmitir todo eso, incluso hablamos de cómo llegar a ser una empresa feliz, de cómo formar parte de un mundo mucho más humano, más razonable, más ajustado a nuestros valores.
¿Te acuerdas?
Pues ahora en enero hay que poner todo eso en práctica, no hace falta que te hayas propuesto grandes planes, ni objetivos mega fantásticos, simplemente se trata de dibujar el escenario que te gustaría encontrar a finales de este recién estrenado 2.018.
Por ejemplo, cosas tan sencillas como saber cuánto quieres facturar, qué gastos quieres controlar, cuántas publicaciones quieres hacer, con cuantas personas quiere contactar, cuantos suscriptores quisieras tener o cómo te gustaría entablar una conversación con tu gente.
Cosas sencillas, planes sencillos, objetivos sencillos, empresas sencillas, pero no por eso dejan de ser poderosas, y para llegar a ser una empresa así no puedes olvidarte de la legalidad y la fiscalidad.
Sabes que desde Blanco Legal no dejamos de lanzar el mensaje de empoderamiento con la legalidad, dicho así puede que suene un poco raro, pero a mi me encanta ver cómo te creces por el simple hecho de saber que estás haciendo bien las cosas, por el simple hecho de encontrarte en paz y tranquila contigo misma.
Es más, me encanta que aproveches la legalidad para diferenciarte del resto, de tu competencia, que formes parte del club de los que lo hacen bien, que cuidan hasta el mínimo detalle, que se anticipan y no esperan que el cliente les pida una factura, porque ya sabes que debes facturar, o que trabajes sin miedo a que te pillen.
Lo que está claro es que la legalidad se lleva, la transparencia, la sinceridad y la honradez también. Por eso este mes hablamos de impuestos, que aunque sean un rollo puedes utilizarlos a tu favor.
Aprovecha todas las acciones que debes realizar para estar al día con el fisco para obtener información de primera mano de tu negocio, evalúa cuanto has facturado, de que servicio o producto viene esa facturación, que gastos has tenido, si son todos necesarios o no, si puedes obtener mayor ventaja, si el coste está correctamente sacado y si puedes avanzar. Aprende a determinar de antemano tus épocas buenas de las que no lo son tanto, o simplemente establece qué es lo que necesitas para que todo vaya cómo la seda.
Aprende también a preveer tus impuestos para evitar sustos de última hora, señala en el calendario las fechas señaladas para que no se pase nada y aprende de la evolución de tu negocio, y esto debes hacerlo incluso aunque delegues la gestión fiscal de tu negocio.
Nadie va a tener tu visión, tu forma de hacer las cosas, nadie conoce mejor que tú tu negocio, y es tu obligación, como empresaria de pro que se precie, conocer que se cuece en su interior. No importa tanto el resultado cómo el proceso, aprende a servirte de ellos para avanzar.
Mi visión para este 2018 está lleno de empresas bonitas, felices, que hacen las cosas bien y que avanzan por buen camino, mi propósito, acompañarte en ese camino para lograr tus objetivos. Mi recompensa, saber que tú estás ahí.
¿Y la tuya?

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