Las políticas de precio

¿Qué estrategias existen?

Cuando en tu empresa te planteas qué estrategia de precios vas a querer seguir, quiere decir que tienes un plan, que te guías por determinados valores y en función de lo que quieras conseguir, incluso en función del mercado al que te dirijas o en el sector que te muevas, decidirás uno u otro.
Para determinar qué estrategia va a ser la tuya, te fijarás en determinados aspectos, y estos irán desde el costo de los mismos, hasta la percepción, la competencia o el valor del cliente. Donde tú pongas el valor te hará decidir tener una u otra estrategia.

Cuando hablamos de política de precios, podemos encontrar ríos de tinta que hablen sobre ello. En el mundo empresarial y el mundo del marketing no se para de hablar de ello. Y las políticas más habituales sueles ser las siguientes:

1.- Política de precio alto: suele dirigirse a un sector muy pequeño, de alto valor adquisitivo, y de un producto de muy alta diferenciación.
2.- Política de precio bajo: esta política suele iniciarse para ganar mercado en un principio y, a posteriori, ir subiendo los precios.
3.- Política de comparación: ajustamos nuestra oferta en función de lo que realiza la competencia.
4.- Política de lanzamiento: utilizamos un precio de transición, al ser el lanzamiento un elemento esencial del precio, cuando desaparece el mismo, no se percibe como subida de precio, sino simplemente como desaparición del descuento de lanzamiento.

Sobre estas cuatro políticas solemos conformar nuestro precios, pero a mi me gusta añadir una quinta política, la política de precios justos, donde podemos integrar muchas de las anteriores, pero en la que lo fundamental es que es justa tanto para ti como para tu cliente, es el mejor precio que puedes poner a tu producto o servicio.
En esta politica de precios justos, tienes en cuenta los costes, pero también tienes en cuenta el valor de lo que ofreces, y eres capaz de ajustarte al cliente al que va dirigido. Con los precios justos, tienes la certeza de que el cliente recibe a cambio algo de valor igual o superior a su precio.
A mi me da mucha tranquilidad saber que mis precios están ajustados, que no pido más de aquello que estoy dispuesta a dar, que nadie pierde, ni yo, por tener unos precios demasiado bajos, ni mi cliente, por tener que pagar unos precios abusivos.

Lo ideal es poder agrupar en un mismo sitio todos los conceptos importantes, así pensamos en costo (el valor de creación), en la percepción, en el que entran en juego la psicología de los precios y el comportamiento del consumidor, para lo cual antes debemos haber estudiado a nuestro cliente, en la competencia y el valor para el cliente.
Teniendo en cuenta todos estos factores, podemos estar seguros de ofrecer un precio justo, ofreciendo servicios y productos con la mejor relación calidad-precio que pueda existir.
Y si nos acostumbramos a definir nuestra política de precios siempre, como algo cotidiano, perdiendo el miedo a poner valor a lo que hacemos, habremos avanzado un paso más en nuestro crecimiento empresarial.

Ninguna empresa puede sobrevivir sin tener control sobre los precios de sus productos o servicios, y ningún empresario puede vivir mucho tiempo cómodo con uno precios que no considera ajustados.

La realidad es que tendemos a poner precios demasiado bajos, que hacen no sólo que no ganemos dinero, sino que simplemente nos cueste dinero. Y muchas veces no nos damos cuenta de ello, por falta de control en los números de nuestra empresa.
Así que volvemos a lo mismo de siempre, hay que controlar los números, hay que controlar nuestros objetivos, y hay que controlar donde quieres llegar. Es nuestra responsabilidad, si, si, tuya también, pensar en términos empresariales aunque tengamos una empresa muy, muy pequeñita.
No es el tamaño de tu empresa lo que va a frenarte en avanzar, sino en la actitud que tengas frente a la misma. Mírate como un empresario, y actúa cómo tal.

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